domingo, 14 de noviembre de 2010

Aspectos generales


Autor: Desconocido. Diversos investigadores atribuyen la autoría del libro a Samuel, tal como lo menciona la Biblia de Referencias Thompson, Editorial Vida, Florida, Estados Unidos, 1991, p. 1445.

Contexto histórico: El libro de Ruth se desarrolla en la época de los jueces, quienes estuvieron activos en Israel entre 1380 a 1050 antes de Cristo. También se especula que si su autor es contemporáneo a David, el libro probablemente se escribió alrededor de 1000 A.C.

Ubicación geográfica: Se desarrolla en dos escenarios: la tierra de Moab (suroeste de Jerusalén) y en Beth-lehem, en la provincia de  Judá (que corresponde al territorio Sur de Israel). 

Tema central: Cómo la vida de una joven moabita fue enriquecida.

Geografía del libro de Rut

El libro de Ruth es calificado por los comentaristas bíblicos como “una hermosa historia de una también hermosa mujer, que sigue como la calma después de la tempestad a las escenas turbulentas del libro de los Jueces”. Es un relato maravilloso de la vida doméstica en tiempos de anarquía y disturbios en el Israel de finales del siglo X antes de Cristo. Mil años antes, Abraham había sido llamado por Dios para que fundara una nación que algún día habría de dar a la humanidad un Salvador.En el libro de Ruth podemos apreciar cómo se comienza a fundar dentro de esta Nación la familia de la cual provendría el Salvador, Jesucristo. En adelante, todo el de Antiguo Testamento se concentra principalmente alrededor de la familia del rey David.

Pariente cede derechos a Booz

 Booz subió hasta la puerta de la ciudad y se sentó allí. Cuando pasó por ese lugar el pariente del que había hablado antes, le dijo: «Amigo, acércate y siéntate aquí». El hombre se acercó y se sentó.Luego Booz llamó a diez ancianos de la ciudad, diciéndoles: «Siéntense aquí». Ellos se sentaron, y él dijo a su pariente: «Noemí ha vuelto de los campos de Moab y ha puesto en venta la parcela de nuestro hermano Elimélec. Me ha parecido bien informarte de esto y sugerirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres ejercer tu derecho de rescate, puede hacerlo; de lo contrario, dímelo para que yo lo sepa. Tú eres el primero que puede ejercer ese derecho, y después vengo yo». El hombre le respondió: «Está bien, lo haré».Pero Booz añadió: «Si le compras a Noemí la parcela de campo, también tendrás que casarte con Rut, la moabita, esposa del difunto, a fin de perpetuar el nombre de este sobre el patrimonio». El respondió: «En esas condiciones yo no puedo comprar, porque perjudicaría a mis herederos. Ejerce tú mi derecho, porque yo no puedo hacerlo».En Israel existía antiguamente la costumbre de quitarse la sandalia y dársela al otro para convalidar los convenios de rescate o de intercambio. Esta era la manera de testificar en Israel. Por eso el pariente dijo a Booz: «Adquiérela para ti», y se quitó la sandalia.Entonces Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: «Ustedes son hoy testigos de que yo compro a Noemí todas las posesiones de Elimélec, de Quilión y de Majlón. También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la moabita, que fue mujer de Majlón, para perpetuar el nombre del difunto sobre su patrimonio y para que ese nombre no desaparezca de entre sus hermanos ni en la puerta de su ciudad». Toda la gente que estaba en la puerta de la ciudad y los ancianos respondieron: «Somos testigos. ¡Que el Señor haga a esta mujer semejante a Raquel y a Lía, las dos que edificaron la casa de Israel! ¡Que llegues a ser poderoso en Efratá y adquieras renombre en Belén! Que el Señor te dé una descendencia por medio de esta joven, para que tu casa sea como la de Peres, el hijo que Tamar dio a Judá». Booz se casó conmigo y se unió a mi. El Señor hizo que concibiera y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres dijeron a Noemí: «¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel.El te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos». Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo.Las vecinas le dieron su nombre, diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí», y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David. Esta es la descendencia de Peres: Peres fue padre de Jesrón; Jesrón fue padre de Ram; Ram fue padre de Aminadab; Aminadab fue padre de Najsón; Najsón fue padre de Salmá; Salmá fue padre de Booz; Booz fue padre de Obed; Obed fue padre de Jesé y Jesé fue padre de David.

Noche a los pies de Booz

Noemí, mi suegra, dijo: «Hija mía, yo quisiera conseguirte un lugar seguro, donde puedas ser feliz. Por otra parte, Booz, el hombre con cuyas servidoras estuviste, es pariente cercano nuestro. Esta noche él estará aventando la cebada en la era. Lávate, perfúmate, cúbrete con tu manto y baja a la era. No dejes que te reconozca antes que termine de comer y beber. Cuando se acueste, fíjate en el lugar donde él esté acostado; entonces ve, destápale los pies y acuéstate allí, Después él mismo te indicará lo que debes hacer». Yo Bajé a la era e hice todo lo que mi suegra me habia dicho.Booz comió y bebió, y se puso alegre. Luego fue a acostarse junto a la parva de cebada. Fuí sigilosamente, le destapé los pies y me acosté. A eso de la media noche, el hombre se despertó sobresaltado, y al incorporarse, vio que había una mujer acostada a sus pies.«Y tú, ¿quién eres?», me preguntó. «Soy Rut, tu servidora, respondí; extiende tu manta sobre tu servidora, porque a ti te toca responder por mí».El exclamó: «¡Que el Señor te bendiga, hija mía! Tú has realizado un segundo acto de piedad filial, mejor que el primero, al no pretender a ningún joven, ni pobre ni rico. Y ahora, no temas, hija mía. Haré por ti todo lo que me digas, porque toda la gente de mi pueblo sabe muy bien que eres una mujer virtuosa. Es verdad que a mí me toca responder por ti, pero hay otro pariente más cercano que yo.Pasa aquí la noche; y mañana, si él quiere ejercer contigo su derecho, que lo haga; de lo contrario, lo haré yo. Te lo juro. Acuéstate hasta que amanezca». Me quedé acostada a sus pies hasta la madrugada, y mee levanté a la hora en que un hombre todavía no puede reconocer a otro, porque Booz no quería que se supiera que había venido a la era. Entonces me dijo: «Trae el manto que tienes puesto y sujétalo bien». Mientras lo sujeté, él midió media bolsa de cebada y puso la carga sobre mis hombros. Después, entré en la ciudad.Cuando llegué adonde estaba mi suegra, me dijo: «¿Cómo te ha ido, hija mía?». Yo le conté todo lo que el hombre había hecho por mi y añadí: «Me entregó esta media bolsa de cebada, diciéndome que no debía volver con las manos vacías a la casa de mi suegra».Noemí respondió: «Quédate tranquila, hija mía, hasta que veas cómo se resuelve todo esto. Seguramente este hombre no descansará hasta arreglar hoy mismo este asunto».
                                           

martes, 9 de noviembre de 2010

El campo de booz

Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente muy rico llamado Booz, de la familia de Elimélec.Una vez le dije a Noemí: «Déjame ir a recoger espigas al campo, detrás de alguien que me haga ese favor». «Puedes ir, hija mía», me respondió ella. Entonces me puse a recoger espigas en el campo, detrás de los que cosechaban, y tuve la suerte de hacerlo en una parcela perteneciente a Booz, el de la familia de Elimélec. En ese preciso momento, llegaba Booz de Belén y saludó a los cosechadores, diciendo: «El Señor esté con ustedes». «El Señor te bendiga», le respondieron. Ella pidió que le permitieran recoger y juntar las espigas detrás de los cosechadores. Desde que llegó por la mañana, ha estado de pie todo el tiempo, y ahora está aquí descansando un poco». Entonces Booz dijo a Rut: «¡Oyeme bien, hija mía! No vayas a recoger espigas a otro campo ni te alejes para nada de aquí; quédate junto a mis servidores. Fíjate en qué terreno cosechan y ve detrás de ellos. Ya di orden a mis servidores para que no te molesten. Si tienes sed, ve a beber en los cántaros el agua que ellos saquen». Le pregunté que si habia alguna razón en concreto por la que se habia preocupado por mi, ya que ni siquiera era una de sus servidoras. Me contestó que le habían contado muy bien todo lo que habia hecho por mi suegra despues de fallecer mi marido y deseo que Dios me recompensara con creces. A la hora de la comida me ofreció sentarme junto a sus cosechadores y me ofrecieron grano tostado, del cual comi hasta quedarme saciada e incluso me sobró.Cuando se levantó para volver a recoger las espigas, Booz ordenó a sus servidores: «Déjenla recoger también entre las gavillas y no la molesten. Más aún, saquen algunas espigas de las gavillas y déjenlas caer, y cuando ella las recoja, no le digan nada».
Así estuve recogiendo espigas hasta el atardecer. Luego desgrané lo que había recogido, y era casi una bolsa de cebada.Tomé el grano, regresé a la ciudad y mostré a mi suegra lo que había recogido. También saqué la comida que le había sobrado y se la di. Al ver todo lo que había conseguido mi suegra me preguntó dónde y con quien había estado trabajando, y le conté que habia estado trabajando en un campo con un hombre llamado Booz, y me contó que ese hombre era pariente cercano nuestro y que su deber era responder por nosotros.Dije a Noemí
: «Incluso me permitió quedarme con sus servidores hasta que termine la cosecha». Noemí me respondió: «Es conveniente, hija mía, que vayas con las servidoras de ese hombre; así nadie te molestará en otro campo». Yo seguí recogiendo
espigas con las servidoras de Booz, hasta que terminé la cosecha de la cebada y del trigo. Mientras tanto, vivía con mi suegra.
 



El principio de una larga e intensa historia

Todo empezó en la época de los Jueces. En aquella época Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos, uno de los cuales pronto se convirtió en mi esposo. El hombre se llamaba Elimélec, su esposa Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión: eran efrateos, de Belén de Judá. Una vez llegados a los campos de Moab, se establecieron allí. Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos.Al poco tiempo sus dos hijos se casaron, uno de ellos conmigo, y el otro con mi cuñada, llamada Orpá, y así vivimos durante diez años.Pero también murieron Majlón y Quilión, y nuestra suegra Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo.Entonces decidimos que volviera con nosotras,abandonando los campos de Moab, porque Noemi se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento. Mientras regresabamos a Judá Noemí nos rogó varias veces que regresaramos cada una a casa de nuestras madres, para que Dios tenga misericordia de nosotras, igual que nosotras la tuvimos con sus hijos fallecidos y con ella. Nos negamos varias veces, pero Orpá decidió despedirse con un beso de Noemí, y marchó. Al ver que yo me mantuve a su lado, me dijo: «Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella». Y yo le contesté: «No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras y allí seré enterrada. Que el Señor me castigue más de lo debido, si logra separarme de ti algo que no sea la muerte». Al ver que estaba tan segura de la decisión que había tomado seguimos nuestro camino hasta llegar a Belén. Nuestra llegada conmovió a toda la ciudad y las mujeres exclamaban: ¡Anda pero si esta es Noemí! Ella, en cambio, respondía: «No me llamen más Noemí; díganme Mará, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí llena de bienes y el Señor me hace volver sin nada. ¿Por qué me siguen llamando Noemí, si el Señor da testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha hecho desdichada?». Y así partimos a Belén, donde justo cuando llegamso empezaba la cosecha de la cebada.
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